Alethia Archilee

“Todos los hombres son iguales” es una frase que he escuchado a lo largo de mi vida de diversas bocas tanto femeninas como masculinas; el paradigma de los hombres infieles ha sido respaldado por explicaciones que arguyen que debido a su naturaleza a este género les es imposible mantenerse leales.

 

Este arquetipo afecta la percepción realista de la mente humana, cuando se utilizan palabras intolerantes como “siempre”, “todos”, “nunca”, etc. se puede encasillar inadecuada e injustamente a un buen número de personas que no merecen la etiqueta de infieles. Por esta razón en esta disertación me referiré a ambos sexos porque creo que es importante enfatizar que la deslealtad no es exclusiva de los hombres, las mujeres también participan de este tipo de acciones.

Para comenzar lo primero es precisar el concepto de fidelidad, la Real Academia Española la define como: Lealtad, observancia de la fe que alguien debe a otra persona.

Esta definición contempla dos palabras clave, lealtad y fe. La lealtad según expresa este mismo diccionario, trata de cumplimiento, honor, hombría, amor, gratitud, legalidad, verdad y realidad. La fe por su parte implica la confianza en lo que no se ve.

Por tanto la fidelidad no está definida por la exclusividad sexual o por la posesión de la otra persona como objeto, es más bien una expresión de amor que descarta cualquier posibilidad de daño a la integridad física y emocional del ser querido, por eso cuando se traiciona un acuerdo explícito que contempla la confianza mutua se dañan las fibras más profundas y se acumulan resentimientos a veces imposibles de subsanar.

Existen un sinfín de estudios que han intentado discernir si la infidelidad puede sustentarse en la naturaleza animal del ser humano. Hasta el momento la ciencia no ha llegado a un acuerdo universal que respalde o desmitifique si es imposible regular el deseo enfurecido por la búsqueda de múltiples parejas.

 

El apetito sexual es innato al ser humano, al igual que muchos otros animales la expresión genital está dentro de su naturaleza reproductora, pero gracias a las otras partes del cerebro que nos diferencian de las demás especies, en la ejecución sexual humana intervienen otros factores determinados por nuestra capacidad para pensar.

 

Aludiendo a esta capacidad de autocontrol y reconocimiento del bien y el mal es que es posible hacernos concientes del impacto que pueden tener nuestras acciones, basados en esto entonces la fidelidad tiene cabida en las relaciones de los seres pensantes. Distinguir entre los individuos con capacidades afectivas más desarrolladas de los que aman a medias, es beneficioso si lo que se busca es consolidarse en interacciones sanas.

Walter Riso autor del libro Ama y no sufras, argumenta que para distinguir cuando el amor es saludable hay que utilizar la cognición como medio de autorregulación, enfatiza que si el/la enamorad@ utilizan la lógica antes de entregar el corazón haciendo una observación realista del prospecto en cuestión y de la relación misma, entonces las posibilidades de éxito aumentan y el sufrimiento por decepción disminuirá considerablemente, porque siempre se estará a tiempo de retirarse antes de salir lastimad@.

Las primeras señales son básicas para saber que rumbo tomará la relación y que riesgos se corren si la mente se niega a ver una realidad que en la mayoría de los casos es obvia. Por salud mental hay que definir si se está dispuesto a pagar el precio de sostener una coexistencia fincada en mentiras, ya que la repercusión en la autoconfianza y autoestima de l@s afectad@s puede ser catastrófica.

 

Según Paul Ekman (el estudioso de las micro expresiones sobre el cual les comentaba en mi artículo pasado) todos mentimos, algunos más otros menos pero en nuestro actuar diario es imposible hablar al 100% con la verdad debido a que se herirían suceptibilidades. Sin embargo los infieles crónicos según he captado en mis lecturas al respecto y por medio de mi experiencia vicaria y personal, rayan en la mitomanía, son personas con graves problemas de alexitimia (que significa incapacidad para identificar las emociones) lo cual inhibe su destreza para manejarse saludable y concientemente.

 

Identificarlos es más fácil de lo que parece siempre y cuando se mantenga la cabeza fría y el amor a raya para poder observar las señales:

 

 

Percatarse si es que miente frecuentemente: cuando alguien es honesto lo es en todos los sentidos, en su economía, con su familia, en su trabajo, con sus amistades, con hacienda, etc. si observas que tu prospecto le miente acérrimamente a sus padres, a su jefe y hasta a sus amigos y más aún se miente a si mismo, sabe que también te mentirá a ti.

 

Aguzar los sentidos para detectar si habla con hechos: una persona confiable respalda su palabra con actos; si es congruente con lo que piensa, dice y hace, entonces tiene puntos a su favor; si por el contrario asiduamente dice una cosa y termina haciendo lo opuesto esto lo hace más proclive a claudicar cuando de fidelidad se trata.

 

Advertir si ve a la infidelidad como algo normal: la realidad del inconciente surge en la conviviencia cotidiana, si entre la plática afloran comentarios fugaces con tintes justificadores o a favor de la infidelidad, esto es un aviso de lo que te espera si continúas apostándole a esa relación.

 

Observar su pasado: si dentro del sondeo detectas que en el pasado ha cometido actos de deslealtad y no los ha reconocido y resarcido, entonces la inercia le llevará a seguir el mismo rumbo y tú puedes ser el/la próxim@ engañad@.

 

Identificar si poseen particularidades de casanovas: El complejo de Casanova o en el caso de las mujeres el complejo de Catalina, se caracteriza por individuos que gustan de coleccionar conquistas como si fueran prendas, tienen una necesidad enfermiza por atraer parejas para autoafirmarse y son practicamente incapaces de entablar amistades con el sexo opuesto sin que exista un deseo incontrolado de por medio.

 

Observar las señales obvias: si tu pareja se oculta para hablar por teléfono, es sumamente escrupulos@ con su intimidad, se molesta si le interrogas etc, entonces tal vez sea buena idea contemplar la retirada, porque generalmente las personas honestas no tienen miedo de mostrar su vida sin tapujos.

 

Diferenciar entre la infidelidad crónica y la infidelidad ocasional: Hay personas honestas que cometen actos deshonestos, pero también existen las personas deshonestas que cometen actos honestos, esto puede confundir a cualquiera; la manera de distinguir a unas de otras es además de tomar en cuenta la frecuencia de la infidelidad, percibir también cual es la capacidad que tienen de enfrentar sus actos.

L@s honest@s y madur@s si se equivocan tendrán la valentía de afrontar, generalmente son l@s que confiesan el error porque son en realidad los que están dispuestos a no volver a cometerlo. En cambio los que no tienen los suficientes recursos emocionales para plantarse, se justificaran eludiendose lo más que puedan y confesarán solamente si no les queda de otra.

 

Distinguir entre los celos y la intuición: para hacer una evaluación objetiva el autoconocimiento interior es necesario, porque si tu observación está aturdida por la celotipia entonces será imposible mantenerse neutral. Si este fuera el caso  en definitiva habrá que buscar ayuda profesional.

La diferencia entre amor saludable y amor bizarro se denota por el grado de bienestar que provee. Quizá las personas que no saben comprometerse aman, pero el amor combinado con codependencia y falta de conciencia se desvía de su objetivo fundamental que es la felicidad, afectando además de a la pareja a los hijos no solalmente por la tensión en la relación de los padres, sino porque a la larga ellos repetirán las situaciones no resueltas por estos ya sea como infieles o como afectados.

La adulteración de la verdad no es exclusiva del mentiroso, según Ekman existe un fenómeno llamado la víctima cómplice, quién tampoco sabe ser honesta consigo misma y nulifica su percepción con altas dosis de autoengaño que funciona como un mecanismo de defensa que le evita enfrentar el dolor de una realidad que podría no ser lo que desea.

Cuando el/la afectad@ decide que ya no puede vivir con el sufrimiento provocado por la inestabilidad emocional es cuando empieza a ver claramente.

Existe una gran diferencia entre dolor y sufrimiento, para explicarlo más claramente lo compararé con el dolor de rasparse la piel con unos zapatos mal diseñados, te gustaron, te los probaste, caminaste con ellos y descubriste que no eran lo que tú esperabas; el sufrimiento es equivalente a seguirlos usando a pesar de que sabes que te están provocando daño.

Terminar una relación siempre conlleva una carga de dolor directamente proporcional al vínculo que se establece con la persona amada, por eso hay que especificar en amor propio que es mejor para nosotros. Alguna vez mi terapeuta cuando yo pasaba por una situación de deshonestidad me comentó que cuando hay que ponderar si te quedas o te vas, no se trata de poner en la balanza lo bueno y lo no tan bueno, la pregunta que hay que hacerse es ¿puedo vivir con ello? En lo personal yo prefiero la veracidad, porque como dicen por ahí, de que sirve que te quieran si no te quieren como mereces que te quieran.

Las veces que la gente decide quedarse es porque el riesgo de atravesar el proceso de duelo y soledad parece más amedrentador que el sufrimiento constante de estar inmiscuido en la disfuncionalidad.

 

Sin embargo los seres que se arman de valor y lograr trascender las etapas difíciles son al final los que desarrollan más recursos interiores que les permiten acceder a relacionarse con personas saludables ya que estas al ser capaces de dar más, también buscan seres recíprocos y dignos de confianza que se entreguen con madurez.

 

Así que si estás buscando fidelidad lo primero es preguntarte que eres capaz de ofrecer, porque eso prescribirá el tipo de gente que acceda a relacionarse contigo.

Cuando las heridas están abiertas es casi imposible observar el lado amable de las experiencias negativas, sin embargo en el momento que el suceso doloroso logra ser trascendido desde el amor, estas serán solo un recuerdo fortalecedor que te acercará con más recursos emocionales a lo que si deseas.

Si quieres adentrarte en el mundo de las relaciones saludables te recomiendo la siguiente bibliografía y te invito a ver este video de uno de mis autores favoritos que habla sobre el apego:

 

 

 

Ama y no sufras

Walter Riso

Ed. Norma

 

El complejo de Casanova

Peter Trachtenberg

Ed. Sudamericana

 

Amar o depender

Walter Riso

Ed. Oceano

 

Mujeres que aman demasiado

Robin Norwood

Ed. Urano

 

Los límites del amor

Walter Riso

Ed. Gránica