Alethia Archilee
Los caminos ya trazados son más fáciles de seguir, ir por donde otros dicen que es correcto requiere menos esfuerzo, no preocuparse por tener ideas propias y solo seguir lo establecido es pan
comido.
Con todo y el cansancio de no poder ser desde el corazón, seguir a la manada y acatar las reglas del grupo sin chistar para pertenecer es mucho más sencillo. Porque así no se crece, así la autonomía se congela y la monotonía se confunde con una engañosa estabilidad que a veces se disfraza de felicidad, pero como cualquier veneno, de apoco va consumiendo cualquier posibilidad de acercarse realmente a ella.
No pertenecer, salirse de los esquemas y entrar en lo desconocido, eso es vivir. Hacer las cosas diferente al resto pero desde la consciencia y con el riesgo de parecer loc@ es lo que de verdad requiere fuerza. No encajar implica estar preparado para la pérdida o incluso para la soledad temporal, porque cuando los estereotipos son vencidos desde el interior, todo lo no saludable que los acompañe tendrá que ser derrumbado. No obstante y como todo cuando desaparece, deja espacio para la reconstrucción, demoler una edificación vieja y desgastada para poder construir un rascacielos necesita de algo que solo pocos son capaces de hacer: decidir.
Aunque los rascacielos son mucho más bonitos que las casas viejas, requieren por mucho mayor inversión: para construir cimientos más fuertes y que los terremotos no los derrumben hay que rascar profundo, utilizar tecnologías novedosas y que no son precisamente baratas, por si fuera poco hay que eliminar lo que no sirve y al cavar todo se ensucia. Llega un momento que pareciera que está peor que cuando la choza existía. Pero la esperanza de estar un poco más cerca del cielo es creo yo, suficiente para seguir y seguir aún cuando todo se vea a la mitad.
Decidir ser rascacielo o casa vieja es de cada uno, tener la paciencia y fe necesarias para construir y a la larga observar desde el 99avo piso el panorama con una visión mucho más amplia o bien quedarse con lo que se ve a través de la ventana de la casa vieja, aunque sean tan solo unos pocos rayos de sol, es solo cuestión de decisión.
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