Los brasileños consumen sus propios productos y así han hecho crecer su economía -me comentó uno de mis compañeros de intercambio hace algún tiempo-. Hasta antes de eso, no me había percatado de la importancia económica y para el desarrollo que tiene el adquirir productos nacionales.
Me surge entonces una interrogante fundamental ¿Cuáles son las razones de que como mexicanos adquiramos o rechacemos nuestros productos?
Y en mi mente pululan otras preguntas ¿Podría atribuírsele al malinchismo? Y si es así ¿esta problemática es tan impactante? ¿Nos afecta en la dignidad?
Para empezar, es primordial reflexionar sobre el malinchismo, echaré mano de la explicación de Alejandro Tomasini Bassols en su ensayo “EL Malinchismo”:
“Un malinchista es un mexicano con una marcada preferencia por lo ultra nacional, por lo extranjero -si no en todos- por lo menos en relación con múltiples sectores de la realidad nacional. Esta preferencia global por lo extranjero no es sino una cara de la moneda, ya que la otra constituye un marcado desprecio o en el mejor de los casos menosprecio, por los productos nacionales, trátese de lo que se trate: chocolates, discos, comida, bebida, color de piel, personas, ideas, etc.”
Y es que el término malinchismo, históricamente surgió de Malinalli Tenépatl, también conocida como Malintzin, la Malinche o Doña Marina (c.1502-c.1529) quién mantuvo una relación con Hernán Cortés, ayudándolo de manera explícita a consolidar la conquista lo que pudo generar un tipo de mentalidad que atenta aún contra la industria mexicana. Particularmente y para lo que aquí nos ocupa, la moda nacional y la preferencia que tienen un gran número de consumidores por los productos importados.
Nuestras raíces se han menospreciado culturalmente, desde la conquista hasta la globalización, ser indígena es un honor que se destierra. Sin embargo, sería imprudente responsabilizar de este fenómeno a los arcaicos programas mentales colectivos. Las causas del fenómeno son sin lugar a dudas, multifactoriales, pero hay que insistir en encontrar soluciones pertinentes para situarnos en la preferencia de nuestros paisanos, porque estos patrones existentes en la psique del mexicano, lo instan a demeritar lo propio en pro de lo forastero, a modo de introyectos que tienen que ver con el propio rechazo personal.
Otro motivo del bajo consumo que tienen algunos productos mexicanos, son los bajos precios de los productos importados, lo que nos excluye de la competencia internacional, fomentada por mínimos aranceles para ellos, sin embargo, en opinión de Sergio López de la Cerda, presidente de la Cámara Nacional de la Industria del vestido, esto no ha impactado la industria nacional (discrepo de su opinión en el contexto del Estado de Aguascalientes).
Me parece que un factor que puede ser determinante para el incremento o estancamiento del consumo de productos diseñados y elaborados en México, recae en el área de diseño, debido a que son relativamente pocas las marcas que ostentan calidad e innovación a la altura del mercado internacional. El usuario detecta esto cuando realiza las comparaciones inherentes durante sus compras.
Evidentemente todas las situaciones de conflicto se pueden trascender y transformar en áreas de oportunidad con el reconocimiento del hecho y la toma de decisiones adecuadas a posteriori. Las propuestas novedosas y bien realizadas para satisfacer las necesidades de la clientela, seguramente contribuirían a que se consumieran productos mexicanos y se coloquen en posiciones reconocidas.
Sin embargo, aún queda la cuestión por analizar, sobre las pautas psicosociales que inciden en el comportamiento del mexicano a la hora de comprar las marcas nacionales, en la reñida competencia internacional.
¿Qué podría otorgar un plus a una atracción por lo mexicano?, quizá el enfocar la moda mexicana de una manera diferente. Para introducir y respaldar mi punto, tomaré como ejemplo a Gandhi quién aparece en la icónica fotografía de Margaret Bourke-White al lado de una rueca.
Este personaje pudo conducir a su pueblo a la tan anhelada libertad y además visualizar la necesidad de movilizar la industria para el crecimiento y potencialización de los recursos con los que se contaba; cabe destacar que la India es hoy, una de las potencias mundiales y para el 2025 se prevé supere a Japón.
Si nosotros como productores imitamos su visión acompañándola con una mentalidad de respeto a la dignidad de los seres humanos, asegurando que cada individuo que forma parte de la cadena de producción reciba lo que en justicia le corresponde y además con la solidez que otorga saber que los procesos se realicen de manera sustentable, entonces podremos respaldar a la industria mexicana construyendo un mundo mejor para todos.
Podemos mejorar nuestra situación, haciendo bien lo que nos corresponde y amando nuestras raíces.
En este esquema, es primordial tomar en cuenta que las nuevas generaciones somos cada vez más conscientes de la importancia de la equidad, de la no discriminación y de nuestra filiación al cosmos, lo cual en nuestro México viene precisamente de esas raíces que nos aportaron nuestros ancestros.
Aunado a lo anterior, las redes sociales supervisan la congruencia de nuestras acciones, no hay manera de no cumplir, al fin las personas prefieren adquirir productos que les asegure con hechos, que detrás de su creación, no se ha lastimado absolutamente a nadie. En este contexto hoy los objetos de dudosa procedencia, son repudiados cada vez más, porque existe la probabilidad de violaciones a los derechos humanos de los trabajadores.
Los productores y los consumidores, obrando con calidad y respeto a la dignidad de las personas, de los productos, por un lado y exigiendo honestidad y veracidad por el otro, contribuiremos cada quien en donde le toca a consolidar nuestra industria nacional de manera favorable.
A ti diseñador, en lo que te toca te dejo la pregunta abierta:
¿Qué estás dispuesto a hacer para mejorar a tu país?